¿De qué forma nos influyen los roles de género?

Cuando hablamos de roles, nos referimos a los papeles o funciones que desempeñamos.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el género es una categoría que tiene una influencia fundamental en nuestro desarrollo tanto individual como social. Al hablar de género nos referimos a la construcción cultural que hace una sociedad a partir de las diferencias biológicas. Mediante esta construcción se adscriben cultural y socialmente actitudes y roles sociales diferenciados para hombres y mujeres atribuidas en función de su sexo biológico.

En nuestra sociedad patriarcal, con la finalidad de mantener la jerarquía tradicional, es decir, la hegemonía de los hombres en los órganos de poder, y perseverar las situaciones de dependencia de las mujeres respecto a ellos, se atribuyen a hombres y mujeres papeles distintos (roles), en función de su sexo.

La socialización es el proceso mediante el cual hacemos nuestras las normas, expectativas e incluso los valores que pertenecen a nuestro grupo social con el fin de adaptarnos al medio. A lo largo de este proceso, según seamos niñas o niños, aprendemos y ponemos en práctica una serie de comportamientos que se aceptan como propios del género femenino o masculino, comportamientos que van a ser considerados como adecuados o inadecuados, favoreciendo nuestra inserción como miembros en la sociedad o provocando reacciones de rechazo. La aprobación social (y con aprobación me refiero a un mínimo gesto de tu madre, una sonrisa de tu padre, el guiño de un amigo, etc.) es, por tanto, el elemento primordial para el aprendizaje de los roles de género. No olvidéis que todas las personas queremos sentirnos aceptadas y no defraudar las expectativas que el resto de personas significativas, especialmente la familia, depositan en nosotras.

roles de género

Estos comportamientos, los roles de género, están directamente relacionados con el reparto de tareas entre mujeres y hombres. Así, por ejemplo, a las mujeres se les asignan unos roles vinculados con el desempeño de tareas en el ámbito doméstico, relacionadas con el cuidado del hogar y con el cuidado de las personas en el entorno familiar, mientras que a los hombres se les asignan roles relacionados con el ámbito público, el empleo remunerado y la participación en los órganos de toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad.

Otro de los conceptos básicos para entender cómo llegamos a construir nuestra identidad (a ser quienes somos) son los estereotipos de género, sobre el que se apoyan los mitos, y que, hacen referencia a una serie de ideas impuestas y reduccionistas, pero que están muy asumidas e interiorizadas, sobre las características, actitudes y aptitudes de las mujeres y los hombres, que como señala Nuria Varela “se hacen verdades indiscutibles a fuerza de repetirse”. Algunos ejemplos serían que los hombres son bruscos y no muestran sus sentimientos o que el sueño de toda mujer es ser madre.

Tanto los roles como los estereotipos de género son aprendidos e interiorizados a través del proceso de socialización diferencial de género por el que las personas se adaptan a las expectativas que sobre ellas tiene el resto de la sociedad y, además, cada persona perpetúa estos roles y estereotipos, en la práctica diaria, vital y lo que es peor, se lo transmite a sus hij@s.

estereotipos de género

Entre los agentes que contribuyen a esta socialización situamos principalmente a la familia, que a pesar de las transformaciones sufridas en los últimos años, sigue siendo un espacio fundamental y primario de socialización de las personas, nuestro referente más potente (dentro de ella realizamos los aprendizajes básicos, adquirimos herramientas y una ideología que sentará las bases para manejarnos durante nuestra vida adulta). Por eso, es importante que desvelemos y tomemos conciencia de todos esos mensajes que hemos ido interiorizando a lo largo de los años y de qué manera inciden en nuestra autoestima, nuestros comportamientos, la manera en que vivimos nuestras relaciones de pareja, nuestro estilo educativo, etc.

Cuestionar mucho de lo que hemos aprendido es el primer paso para no perpetuar determinados roles que no nos benefician, y, sobre todo, para vivir con libertad y responsabilidad y poder contribuir al desarrollo de una sociedad más justa e igualitaria.

Bárbara Zorrilla Pantoja
Psicóloga Col. M-24695
Experta en intervención con mujeres y menores víctimas de violencia de género.

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