Como abogada que me dedico a la defensa de la víctima en los delitos relacionados con la violencia de género no puedo, en muchos casos, dejar de dar vueltas a los comentarios que, en más ocasiones de las que me gustaría, tengo que oír; a saber, “es que antes no había tanta violencia, pero ahora por cualquier cosa se denuncia”, “con tanta denuncia lo único que conseguimos es que haya más violencia”, “ahora no se aguanta nada”….
Y, claro, una se queda pensando, a la par que asombrada, y lo primero que pasa por tu mente es preguntarte a qué se llama no aguantar nada: ¿a tener una sumisión total y absoluta a la pareja para evitar cualquier conflicto?, ¿a no hacer ni decir nada que pueda molestarle por miedo a que se enfade y tenga repercusión en su persona o hijos?, ¿a convertirte en una persona anulada que sólo piensas y vives a través de él? ¿A llegar al convencimiento que todo lo hago mal y la situación es culpa mía?
No confundamos una crisis de pareja con una persona que sufre violencia de género porque eso es degradar hasta límites insospechados el grave problema que se padece y lamentablemente ésa es la idea que subyace en mucha gente.
Una persona que vive inmersa en una crisis de pareja en un momento dado puede decidir “coger la puerta e irse”, en cambio una persona que vive sumida en un estado permanente de violencia de género, a pesar de todo lo que está sufriendo, no es capaz de abandonar a su presunto agresor y si lo hace es porque hay un hecho puntual que lo desencadena, pero rara vez será meditado.
Y esto nos lleva a la tan manida y a la vez tan demoledora pregunta para la propias víctimas: ¿cómo es que no te has ido y le has dejado? Como si, aparte de que pudiera haber un interés oculto, la responsable de la situación fuera ella…
Ante lo cual sólo queda contestar con otra pregunta ¿No crees que si fuera tan fácil cómo abrir una puerta y salir… ya lo habría hecho?
En cuanto al hecho de que antes no había tanta violencia, de nuevo, me quedo reflexionando ¿realmente no la había? Y lamento discrepar con dicho comentario, pues no es posible equipar la inexistencia de la misma con la falta de información sobre ella.
La LO 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género entró en vigor a los seis meses de su publicación, es decir en el año 2005 y a partir de ese momento se dotaron de medios a la Administración de Justicia para proteger a las mujeres que interponían denuncias contra sus parejas y por parte del CGPJ se comenzaron a confeccionar estadísticas.
¿Significa eso que antes no hubiese violencia? La respuesta en todo caso debe ser negativa, sencillamente no se denunciaba al no encontrar el apoyo necesario en las Instituciones, de modo que no se visibilizaba.
Por lo tanto, el hecho de que se denuncien las situaciones de violencia en ningún caso debe ser considerado como efecto pernicioso que sólo conlleva más situaciones de violencia de género
E. Castillo
Abogada de Generando Igualdad