Prácticamente, todos los avances que se han sucedido en los últimos tiempos en el ámbito de la igualdad de género se sustentan sobre un sobreesfuerzo por parte de las mujeres que hacen dobles o triples jornadas, compaginando empleo remunerado, trabajo doméstico, cuidado de los hij@s y personas dependientes…
Esto incide negativamente en la salud integral de las mujeres, de hecho, actualmente, comienzan a ser objeto de estudio nuevas enfermedades laborales y trastornos psicológicos con perspectiva de género, consecuencia en parte del gran esfuerzo que tienen que realizar para poder desarrollar sus aspiraciones personales y profesionales.
En la actualidad, existe un gran conflicto de roles debido a las presiones simultáneas que sufrimos las mujeres, pero también los hombres, desde los ámbitos laboral y familiar, muchas veces incompatibles entre ambos, de manera que, satisfacer las demandas de un rol hace difícil satisfacer las demandas del otro.
En la consulta he escuchado en numerosas ocasiones cómo muchas personas, principalmente mujeres, sienten que no están a la altura de lo que piensan que su familia requiere de ellas, que el trabajo les absorbe la mayoría de su tiempo y energía, no ven a sus hij@s todo lo que quisieran y, cuando están con ell@s, tienden a ser excesivamente permisivas, o, por el contrario, pierden la paciencia con facilidad, y se sienten culpables, frustradas e insatisfechas.
Con la expresión conciliación de la vida laboral y familiar se hace referencia a la necesidad de compatibilizar el trabajo remunerado con el trabajo doméstico y las responsabilidades familiares. Ahora bien, nos olvidaríamos de la esfera privada, individual para cada persona, inexistente para la mayoría de las mujeres. Por tanto, la compatibilización también tiene que estar relacionada con la disponibilidad de tiempo libre para el desarrollo personal del individuo y, entonces, hablamos de conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
La conciliación de la vida personal, familiar y laboral no es un problema de las mujeres, no es un tema privado, sino que es un problema de hombres y mujeres y es un tema que preocupa a toda la sociedad y, por lo tanto, debe obtener una respuesta social, implicando a todos los agentes: administraciones públicas, empresas, sindicatos y todas las personas, a través de un cambio de pensamiento, que permita avanzar en el reparto de las tareas familiares y domésticas, reconociéndolas y asumiéndolas como responsabilidad de todo el grupo familiar.
Os introducía antes que, las elevadas responsabilidades familiares, en combinación con la creciente tensión laboral, se asocian con deterioros significativos en nuestra salud física y mental. Sin embargo, el conflicto de roles es mínimo, cuando las parejas comparten equitativamente las responsabilidades familiares y están satisfech@s con el cuidado infantil y con las actividades que realizan fuera del espacio doméstico. Existe una relación positiva en cuanto a compartir responsabilidades familiares y la salud de ambos progenitores.
El desempeño de múltiples roles (por ejemplo ser padre, trabajador, jugar en un equipo de baloncesto, etc…), sin conflicto entre ellos, aumenta nuestro bienestar, ya que nos ofrece importantes refuerzos como apoyo social, entrenamiento de nuestras capacidades, mejora de las habilidades sociales, elevación de la autoestima, etc… Pero no es la cantidad sino la calidad de los roles lo que resulta fundamental. Es decir, si tengo un ambiente familiar satisfactorio, un trabajo interesante y una vida personal estimulante mayores serán mis recompensas, y por tanto, aumentará mi bienestar.
Además de los beneficios expuestos, la presencia activa y corresponsable de ambos progenitores aporta también soporte psicológico, emocional y afectivo, vital para el crecimiento y desarrollo de todos sus integrantes, especialmente de l@s niñ@s. Existe un cuerpo cada vez más amplio de estudios (Allen y Daly) que evidencian este efecto y que sugieren que:
- Cuando ambos progenitores tienen una presencia de calidad en la vida de sus hij@s ést@s tienden a desarrollarse mejor en diversas áreas, tales como su salud física y mental, motivación al estudio, rendimiento académico, desarrollo cognitivo y habilidades sociales, presentan una mayor autoestima, menos problemas de conducta y mayor tolerancia al estrés.
- En la adolescencia, aquell@s hij@s que contaron con un padre y una madre involucrad@ durante su infancia, es más probable que presenten una mejor salud mental, menos consumo abusivo de alcohol y otras drogas, menos problemas con la ley y menos riesgos en salud sexual.
- Aquellos hombres que están involucrados en su paternidad presentan de promedio mejores indicadores de salud. Los padres implicados tienen mayor probabilidad de estar satisfechos con sus vidas, vivir más, enfermarse menos, consumir menos alcohol y drogas, experimentar menos estrés y tienen mayor participación en la comunidad.
- La presencia activa y corresponsable del padre suele ser positiva para la madre, quienes tienden a tener menos sobrecarga en las tareas de cuidado y domésticas y pueden incrementar su salud integral.
El reparto de tareas y la corresponsabilidad en el espacio doméstico es una de las estrategias fundamentales para reequilibrar la participación de hombres y mujeres en la esfera de lo privado y lo público. Consideramos que tanto la distribución de las tareas domésticas, de cuidado y crianza de l@s hij@s, como, el ejercicio de la autoridad, son campo de conversación, negociación y de compartir responsabilidades.
Bárbara Zorrilla Pantoja
Psicóloga Col. M-24695
Experta en intervención con mujeres víctimas de violencia de género.