Pase lo que pase tú tienes la culpa.
No sabes cómo lo hace, de hecho, lo dice con tanta seguridad que dudas de tu propio criterio. Te ha llegado a negar cosas que has visto con tus propios ojos. ¿Pero qué pasa? Te desconcierta, después te sientes rabiosa y luego aparece la culpa. De forma brutal, sin explicación, porque sabes que no deberías sentirte así, pero no puedes evitarlo. Incluso ya no hace falta que él abra la boca, cuando sucede algo entre vosotros, con los niños, entre la familia… siempre tiendes a pensar que has hecho algo mal. Es mucho tiempo escuchando cómo estas malcriando a los niños, lo histérica que te pones, el poco cuidado que tienes…ya no necesitas que él te lo diga para que suene en tu cabeza.
Ya no te sientes libre, temes decir cualquier cosa inoportuna, temes hacer algo y equivocarte, piensas que no eres capaz de manejarte en el mundo. Y desde ahí abajo no te atreves a relacionarte con la gente como antes…Se van a dar cuenta de lo poco que vales, de lo absurdas que son tus ideas y de lo loca que estás. Se van a dar cuenta de lo que has cambiado, porque en el fondo sabes que hay algo que no funciona, pero no sabes qué es. Así que te vas aislando…y te sientes más inútil, más incapaz.
- “¿Cómo no te voy a mentir? Cualquiera habla contigo, ¿no ves cómo te pones? Parece que estás loca”.
- “Sí, he sacado dinero del banco, ¿para qué quieres saber para qué lo necesito? Si al fin y al cabo, soy yo el que trabaja, lo gano yo”.
- “Si no tuvieras nada que ocultar me dejarías ver el móvil”.
- “Dile a los niños que se callen de una vez, a ver si dedicas tú tiempo a educarles un poco”.
- “¿Cómo que por qué me he enfadado? Tú sabrás lo que has hecho, ¿ves cómo me haces poner?”
- “Si me rechazas, luego no te quejes que me busque la vida con otra”.
- “¿Tu hermano me habla de esa manera y tú se lo permites?”
Todo es tu culpa. Siempre. Ya no sabes ni qué pensar, ¿será cierto que estás perdiendo el norte?
No.
No te conozco.
No sé de dónde eres, ni tu edad, ni si trabajas,…pero la respuesta es NO.
Tienes defectos, debilidades, miedos, inseguridades,…no eres perfecta. Pero también tienes virtudes, fortalezas, inquietudes, esperanzas,…y si la persona que tienes al lado se encarga de hacerte olvidar que existen, si en vez de potenciarlas, de reforzarlas, te las oculta, las distorsiona y las ningunea es que esa persona no te ve con los ojos que te mereces.
Porque no te conozco y no sé tu historia, pero te mereces respecto, cariño, comprensión. Te mereces a alguien que te quiera escuchar, que valore tu opinión, que se disculpe si se equivoca, que acepte el perdón cuando seas tú la que te equivoques, que valore tus esfuerzos y celebre tus triunfos.
¿Cuánto tiempo llevas sin sentirte así?
No te conozco y no sé tu historia, pero sí sé la de muchas mujeres que se han sentido igual que tú. Ellas son muy diferentes a ti, pero a la vez muy parecidas. También ellas se han sentido confusas e incomprendidas y por eso es tan importante pedir ayuda. Hazlo, llama a la asociación (el teléfono de nuestra asociación Generando Igualdad es 913152929), a los Puntos Municipales de Violencia de Género, te informarán de los recursos de los que dispones. Hazlo aunque sólo sea para hablar con alguien de tu historia, de tu culpa. De esa culpa que en el fondo no te pertenece. Porque te mereces ser escuchada, porque te mereces muchas cosas buenas.
Mª del Mar Santos
Psicóloga de Generando Igualdad. M-21678